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Haciendo balance

Siempre en las últimas semanas de cada año solemos sentarnos a hacer balance bueno o malo, según sea el caso,  de todas las cosas que hemos experimentado:

  • Cada plan que no se dio como esperábamos y nos sentimos muy decepcionados.
  • Cada aventura que nos sorprendió para bien, dejándonos un grato sabor de boca.
  • Cada situación adversa que surgió de repente y nos descolocó todo lo planificado, poniendo a prueba nuestra capacidad de reacción rápida y acertada.
  • Cada plan que se cumplió tan al pie de la letra que aun nos «pellizcamos» para comprobar que de verdad ocurrió.

¿Vosotros lo hacéis?

Sinceramente creo que es una buena práctica, sin embargo tal y como os contaba en ¡Felices Fiestas!, intentar compactar en 1 mes todo lo que han significado los 11 meses anteriores, me resulta muy abrumador. Así como el verdadero significado de la navidad va más allá de los regalos y comilonas; el hacer balance también implica mucho más que enumerar las situaciones vividas calificándolas de buenas o malas sin profundizar en los motivos de fondo que las acompañan.

Pensemos juntos: Si a lo largo de 1 día interactuamos con varias personas en gran variedad de situaciones diferentes que debemos resolver de la mejor manera posible; y al finalizar el día no somos capaces de sentarnos a identificar cómo pudimos hacerlo mejor para no repetir errores al día siguiente ¿nos servirá de algo el repaso veloz que hacemos en el balance de fin de año?

Estoy a favor de las reflexiones de fin de año, pero creo que nos resultarían más amables si previamente, en cada mes del año, nos sentamos a evaluar:

  • Cada detalle positivo (saber escuchar, saber organizar, etc.) que tenemos en nosotros mismos, para potenciarlos y sentirnos bien en nuestra piel y en las interacciones con los demás.
  • Cada detalle negativo (criticar, comer demasiado y con ansiedad, etc.) que poseemos para trabajar en ellos y así mejorar nuestras reacciones en cada interacción, sobre todo la que establecemos con nosotros mismos.
  • Cada detalle nuevo (estresarse por todo, buscar tiempo para meditar, etc.) quehemos desarrollado, para saber si nos hace sentir mejor o por el contrario nos está afectando de manera perjudicial en la interacción con nosotros mismos y con los demás.

Tenemos que ser más asertivos en el conocimiento de nosotros mismos para así poder generar experiencias únicas y especiales.

Os propongo que hagamos evaluación continua cada mes del año, para así saborear cada experiencia con todo lo que nos traiga; y en diciembre darnos cuenta que con todos los momentos buenos y los momentos malos, podemos celebrar que estamos vivos y nos llegan otros 365 días para VIVIR.

Contadme, ¿Os apuntáis a mi propuesta para hacer más amable el balance de fin de año?

Historia escrita en el año 2017

AdrIsa 😘

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