He encontrado en mi tablet un escrito en el que recopilé anécdotas muy interesantes y divertidas, que se me ocurrían cada vez que me subía a un tren allá por el año 2014. Por supuesto, todas hablan de personas que no conozco pero a las que les asigné una historia.
Mientras copiaba una de esas historias, puse a reproducir de manera aleatoria toda la música que tengo en mi ordenador. De repente empezó a sonar una canción que me gusta mucho, porque con su letra siempre reflexiono y relativizo en 2 minutos 49 segundos lo que verdaderamente significa vivir. Me emocioné y las lágrimas salieron a relucir. Tuve que parar de escribir. Lloré un rato. Me calme y retomé mi escritura, aunque con una historia totalmente diferente.
La primera vez que escuché la canción “Cerca de las vías” (Los sueños locos 2001 Fito y Los Fitipaldis) no recuerdo en qué año fue, pero me pareció una canción bastante “pesimista y negativa”, así que decidí no volver a escucharla. Sin embargo, los años pasaron y con ellos vivencias variopintas :
- Emigrar de mi país porque mi familia y yo no veíamos a largo plazo los beneficios de “casarse con el gobierno de turno” para enriquecerse individualmente en detrimento de todo un país.
- Alejarme de mi familia y amigos con la esperanza de reencontrarnos pronto.
- Dejar de trabajar como profe en mi país y hacer lo que surgiera en un nuevo país, para echar pa´lante como nos decía mi abuelo.
- Descubrir la crudeza del invierno con la ropa y zapatos traídos del caluroso Caribe.
- Aprender a aplicar aquel dicho que dice “arroparse hasta donde la manta llegue” cuando el dinero sólo llegaba para una comida de la semana que además había que dividir entre 7 personas y una perrita.
- Experimentar con la misma persona los fuegos artificiales del primer amor y la melancolía de la ruptura.
Todas estas situaciones me hicieron sentir distintas emociones: rabia, dolor, vacio, rencor, soledad, tristeza. No obstante, mi familia y amigos, a pesar de estar lejos, me animaban sin parar. Mis padres y hermanas nos regalábamos largos paseos frente al mar para disfrutar de los días soleados y también muchos achuchones y besos para que el ánimo no decayera. Empecé a conocer gente estupenda en este nuevo país y a experimentar vivencias cargadas de buena energía y alegría. Justo entonces, comprendí el verdadero significado de aquella canción “pesimista y negativa”.
Hoy, nuevamente vuelvo a escucharla y todas sus frases me remueven profundamente porque aunque he experimentado el sufrimiento de perder a mi abuelo (si, estaba mayor, pero su vitalidad eran ejemplares, y es mi abuelo; sabéis a que me refiero, ¿verdad?) y la desolación que nos dejó el asesinato de uno de mis tíos (me consuela saber que no murió solo en la calle, que pudimos acompañarle con nuestros audios en esa recuperación que no tuvo el desenlace esperado); también estoy experimentando la alegría de organizar mi boda con mi novio a quien amo y además me ama.
Me siento infinitamente agradecida de cada oportunidad que he tomado a manos llenas; como dice la canción: Nada es como soñé. Gracias a Dios es mejor, aunque la tristeza y alegría viajan en el mismo tren. Si no cierras bien los ojos, muchas cosas no se ven. Hay que vivir apreciando cada instante porque lo tenemos todo para estar bien; tristes o alegres, estamos vivos y ¡el mundo está debajo de nuestros pies para apreciarlo y disfrutarlo!
Contadme ¿Os sentís agradecidos de llevar a la tristeza y a la alegría en el mismo tren?
Historia escrita en el año 2017
AdrIsa 😘