Llevo una semana intentando puntualizar con palabras lo que ha significado el camino para mí; y no existen suficientes para describir cada sensación, cada encuentro, cada emoción. Así tal cual es la vida, ya que por mucho que nos empeñemos en hacer comprender cosas a otras personas, las experiencias con sus enseñanzas están determinadas por el interprete.
Hacer el camino, me mostró muchas similitudes con VIVIR, por eso mi historia de hoy cuenta esas semejanzas con la vida misma.
Mi Camino de Santiago
- Antes de emprender el camino, se sugiere andar tramos largos con los zapatos que se utilizarán para acostumbrar el pie y también el cuerpo. Sin embargo, yo no soy muy deportista que digamos, así que los zapatos los «estrené» caminando hacia Santiago. Por suerte, nos llevamos bien y volví sin ninguna ampolla. En la vida, es bueno conocer las sugerencias de otros, aunque somos libres de hacerlo a nuestra manera y puede que nos salga bien.
- Llevar una mochila pequeña es lo más cómodo, yo fui Scout, así que tengo muy claro la importancia de cargar lo necesario, sin embargo, hubo compañeros que llevaron mochilas muy grandes con muchas cosas. En la vida, es importante caminar ligero de cargas tanto físicas como emocionales, para apreciar sin dolores lo que el camino nos presenta.
- Caminar varias horas pone de manifiesto cualidades amables y desagradables. Todas ellas, interactúan en estado puro con las de los otros caminantes. Ha sido enriquecedor reconocerlas y manifestarlas para descubrir cómo soy con cada una de ellas y cómo los demás comprenden mis más y mis menos. Así mismo, llevado en el día a día, seguro resulta igual de enriquecedor.
- Descubrí que a pesar de andar el mismo camino que mis compañeros, cada uno tiene su visión, sus fortalezas y debilidades, por tanto siempre podemos aportar y por supuesto aprender. En la vida, reconocernos parte del todo es la clave para funcionar en pro de mejorar.
- A lo largo del camino, me di cuenta que nunca estaba sola, por más ensimismada que fuese en mis pensamientos, siempre tenía alguna persona cerca. Y si las personas más cercanas estaban a algunos metros, iba acompañada del cantar de los pájaros, del ladrar de los perros, del relinchar de los caballos, del soplar del viento a través de la hojas de los árboles. Además, en mi grupo contábamos con la valiosa compañía del «coche escoba» y cuando hacíamos paradas cada cierto tiempo, nos entregaban un tentempié y podíamos rellenar los botellines de agua. En la vida, nunca estamos solos, ya que siempre encontramos personas encantadoras dispuestas a ayudar o simplemente acompañarnos con palabras de ánimos en nuestro día a día.
- Los compañeros del camino se colaron y ubicaron en un rinconcito de mi corazón. Puede que sigamos en contacto o no. Puede que nos volvamos a ver o no. Me quedo con las cosas bonitas que vivimos en esos 5 días y con todos los aprendizajes compartidos. A lo largo de la vida interactuamos con muchas personas e independientemente del tiempo e incluso de las cosas malas compartidas, lo más importante es todo aquello que han aportado a nuestras vidas, ya que es único y eso lo hace muy valioso (recordemos quedarnos con lo bueno, por aquello de no llevar cargas pesadas).
- Mi grupo estaba integrado por adolescentes, así que los mayores buscamos diferentes historias significativas sobre caminantes, el encuentro con uno mismo y con los demás; para que pensaran / hallaran el significado del camino y de caminar hasta Santiago. También los invitamos a escribir un diario. Y decidimos buscar un objeto que les acompañara en el camino con un simbolismo peculiar. Obviamente, todos (chic@s y mayores) llevamos el objeto (una piedra) a lo largo del camino. Es tan bonita la historia que encierra el significado de la piedra, que os lo contaré en una próxima entrada al blog.
Todas las personas que hacen el camino, independientemente de las razones, vuelven con energías renovadas o bien energías removidas que generaran cambios que permitirán la renovación y evolución. Como en la vida, ya que de todas las experiencias e interacciones con el mundo, siempre somos libres de llevarnos lo que aporta o lo que no. Nos llevamos lo que queremos.
Yo recomiendo 100% hacer el Camino de Santiago, es un auto regalo de valor incalculable!
En la próxima historia os contaré la historia de la piedra.
Historia escrita en el año 2016
AdrIsa 😘