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Procesos. Parte 2

En la parte 1, os comentaba que varios procesos me han tenido ausente del blog, lo cual ha implicado tomarme el tiempo para sumergirme  en ellos, permitiéndome disfrutar de cada cosa que he hecho o dejado de hacer; como por ejemplo: tomar notas en mi libreta  o no, hacer fotos o no, dormir hasta tarde o levantarme muy temprano. En resumidas, he aplicado lo que os conté en la historia «Déjate tocar» , porque lo que realmente importa es hacer cosas que nos permitan mejorar y sobre todo ser felices.

Tal y como os prometí en la historia anterior, os voy a hablar en profundidad de dos procesos por los que estoy transitando y que han pasado a ser parte de mi día a día de forma natural; aunque como ya os dije, no dejo de estar atenta por si requieren de algún reajuste para seguir obteniendo lo mejor.

Antes de continuar, así como os dije en la Parte 1, coged un tentempié, sentaros cómodamente y regalaros estos minutos de lectura.

En un principio pensaba describiros en esta segunda parte los dos procesos que actualmente me han aportado mucho en todos los ámbitos de mi vida, sin embargo, me doy cuenta que para que los veáis claramente y pueda contaros con detalles cómo han sido y cuáles son las herramientas  y/ o  habilidades que he descubierto en el desarrollo de los mismos, por si os valen para vuestros procesos, debo darles espacios individuales, así que haré una tercera parte de #Procesos.

Vamos con uno de ellos.

Hoy os contaré acerca del proceso que empezó como una simple bajada de kilos y que se convirtió, a lo largo de su desarrollo, en una mejora significativa de mi salud y en la adquisición de nuevos hábitos de vida.

Os pongo en contexto:

Hace un par de años escribí en el blog una historia en la que os hablaba de Los especialistas; en ella os contaba un poco el proceso de las diversas actividades que realicé durante el verano del 2017.

En aquel momento, recuerdo que os hable de la importancia de hacer ejercicios, pero  reconozco que logre mantener la motivación por sumar a mi rutina diaria los ejercicios hechos en casa, durante dos meses solamente.

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En el tercer mes me di cuenta que no estaba bajando mis medidas tanto como quería; entonces me puse a reflexionar y me di cuenta que además de ejercitarme tenía que hacer cambios en mi alimentación.

Por supuesto, esto implicaba un gran compromiso y también dedicación para escoger adecuadamente todas mis comidas. Fue entonces cuando comencé a brujulear por internet para encontrar una manera de comer más sano y bajar de peso.

Entre tanta búsqueda, encontré mogollón de sugerencias, pero tal y como os dije en Los especialistas, es muy importante escoger el especialista o especialistas que compartan contenido que se asemeje lo máximo posible a los objetivos que se quieren lograr.

En la búsqueda del especialista o los especialistas que me convencieran para lograr mi objetivo de bajar de peso, llegó diciembre con sus respectivas comilonas, así que acabé el 2017 con la mítica frase: «En Enero me pongo a dieta otra vez», así que me permití comer de todo sin preocuparme de medidas ni kilos.

Por supuesto, a mediados de enero cuando acabaron las comilonas y sin haber hecho ejercicios, recuperé centímetros y algunos kilos (volvía a estar en los 80kg), lo cual me desmotivó bastante y pensé: Pues nunca he sido muy delgada y siempre he tenido unos pocos michelines, así que voy a dejar de preocuparme por esto de los kilos y voy a agradecer que puedo comer todos los días, sin quejarme de que estoy gorda.

Como veis, ya me había creado una coraza perfecta con un buen argumento verbal, para así evitar sumergirme en el proceso que mi cuerpo me pedía a gritos hacer. Sí, me lo pedía porque tenía el colesterol y los triglicéridos altos (esto lo supe con la analítica anual que me hacen en el curro), estaba cansada todo el tiempo,  me sentía fatigada cada vez que subía escaleras y ni hablar de lo incómoda que me sentía después de cada comida o tentempié (un bizcochito, una galletita, un heladito, etc.) ya que me hinchaba como un globo y la ropa me apretaba mogollón.

Durante unos meses el  cuento/excusa que me inventé a mi misma me valió para no hacer caso de las señales que mi cuerpo me estaba dando; sin embargo cuando la ropa dejó de servirme y estuve a punto de comprarme ropa de más talla; recordé cuando mi abuela me decía:

«Usa siempre pantalones a la cintura y ajustados, porque la grasa abdominal es la más peligrosa, puesto que obstruye todos los órganos principales y evita que funcionen óptimamente. Y si un día, esa ropa no te sirve, en vez de comprarte algo más grande cierra el pico y empieza a comer mejor».

¡Ay abuelita, cuánta sapiencia!

Evidentemente pasé una semana entre lloros, cavilaciones y rabietas conmigo misma, porque cada vez que caigo en la cuenta de que me he equivocado, pasan unos días de duelo para liberarme de la culpa por no haber hecho lo que debía, hasta que paso a la acción para remediar ese error.

Retomé entonces mi búsqueda en internet y un día sin quererlo descubrí en las stories de algún amig@ (ahora no recuerdo quien fue), el IG de un chico que habla de comida sana y esas cosas.

Entré en su perfil  https://www.instagram.com/carlosriosq/?hl=es  y al ver todo el contenido que compartía, decidí seguirlo y empezar a aplicar las sugerencias que daba con relación a mirar muy bien las etiquetas de los productos que compramos en el supermercado.

Justo en este punto, tengo que reconocer que fui consciente de que mi marido llevaba tiempo aplicando esa premisa de revisar los ingredientes de los productos y estar muy atento de qué cosas comíamos; pero yo con mi «excusa perfecta» ni le había prestado atención.

Pasaron los meses y fui llevando con más seriedad el tema de los alimentos que consumía, las cantidades y sobre todo los tentempiés que comía; porque empecé a sustituir los bizcochitos/galletitas/bollería en general, por frutas.

Poco a poco, empecé a ver cómo mi ropa me quedaba bien otra vez y cómo las frutas pasaron a ser mis amigas, evitando hincharme al dejar de comer otro tipo de tentempié.

Sin embargo, de vez en cuando me permitía tomar algún caprichito (galletas, bollería, etc.) entre comidas porque «un día es un día». Esa frase era otro autoengaño, ya que todos los días me comía alguna trapallada dulce por la mañana y por la tarde; pero no lo descubrí hasta tiempo después cuando fui consciente de que sumaban centímetros a mi barriga.

Llegué así, al verano del 2018, con 6 kilos de menos (74 kg), lo cual me alegró mogollón y me hizo sentir súper bien conmigo misma.

Disfruté de mis vacaciones y al volver a las rutinas diarias me propuse organizarme mejor para ser más estricta en mi dieta y así bajar más de peso.

Afortunadamente conté con la ayuda y el apoyo de mi marido, porque se puso conmigo a ver cuáles eran las comidas y tentempiés más saludables, así como también se puso a buscar en internet formas de comer sano sin tener que reducir en exceso las comidas.

Volvió a llegar diciembre con sus comilonas, pero como ya había conseguido llegar a los 70 kilos, decidí comer de todo pero sin excederme demasiado para evitar recuperar los kilos perdidos.

¡Y lo conseguí!

En enero, luego de las fiestas de Navidad, no aumenté de peso, lo que me alegró mucho y me hizo continuar motivada a mantenerme atenta con las comidas.

Fue entonces, cuando mi marido después de tanto buscar y de verse mogollón de videos en YouTube acerca de alimentación saludable desde el verano de 2018, encontró a un especialista en metabolismo que fundamenta su método en comer de todo.

Obviamente, al principio, nos resulto bastante raro, pero como mi marido es muy apañadito y tiene mucha paciencia,  se puso a ver poco a poco, todos los vídeos que tiene este especialista del metabolismo en su canal de YouTube, y cotejaba la información con estudios científicos para confirmar que lo que dice en sus vídeos tiene veracidad.

Después de un mes, más o menos, mi marido me enseñó los vídeos más relevantes y me dijo que si me parecía bien empezaríamos a seguir las sugerencias que recomendaba el especialista en metabolismo.

De primeras dije que sí, pero cuando mi marido me dijo que teníamos que comer huevo todo los días puse el grito en el cielo porque yo sufro de colesterol heredado y no quería que me subiera porque «el huevo es malísimo» (os dejo aquí el enlace al vídeo en el que el especialista explica los beneficios del huevo y porqué lo han satanizado Episodio número 1705 https://www.youtube.com/watch?v=dcryKVU_txY&t=260s )

Sin embargo, me vi los vídeos y con un poco de resistencia le dije a mi marido que probaríamos a ver si era cierto todo lo que decía, porque me picaba la curiosidad comprobar que comiendo de todo podía bajar de peso y no sufrir el efecto rebote que ocurre con la mayoría de las dietas.

Al cabo de 2 meses coincidió que me pusieron fecha para el reconocimiento médico del curro, lo cual me vino como anillo al dedo para poder confirmar si comer todos los días 2 huevos me estaba haciendo daño o no.

Sorpresa, sorpresa… Los resultados de las analíticas me dieron estupendamente, todos los valores estaban en los rangos normales, sobre todo el del colesterol, que según creo recordar, nunca lo tuve tan bien.

Obviamente, me sentí mucho más tranquila y con más ganas de saber más para continuar mejorando mi alimentación y mantener lo bien que me sentía, ya que había dejado de estar cansada todo el tiempo, fatigada al subir escaleras, etc.

Así mismo, sentí la necesidad de compartir tan valiosa información con mi familia, porque también quería que ellos se sintieran tan estupendamente bien como me sentía yo.

Sin embargo, la recepción de ésta información no fue muy óptima, porque como ya os comentaba en #Procesos parte 1, no todos estamos en los mismos procesos y puede que al comentar lo que nos hace bien solo por el hecho de buscar el bienestar de las personas que queremos, les ofendamos sin querer, ya que no están tan receptivas para asimilar todo lo que implica sumergirse en ese proceso determinado o simplemente no quieren hacerlo porque se sienten bien como están aunque a mí no me lo parezca.

Ciertamente el choque con la recepción no favorecedora de la información fue bastante duro, pero la gestión de esta situación corresponde más a #Procesos parte 3 en la que os hablaré de la meditación y sus beneficios.

Han transcurrido los meses y cada vez me encuentro mejor, aunque os confieso que pensar todo el rato las proporciones no es tarea fácil, porque todavía hay  momentos en los que me enfado y me gustaría comerme 2 tartas de chocolate cada día; pero viendo los resultados tan favorecedores, me detengo y respiro para evitar soltarme alguna frase de autoengaño y me dispongo a comer con gusto de todo pero siguiendo las proporciones adecuadas de los alimentos.

Y así he llegado a este verano 2019 con 16 kilos menos respecto al verano del 2017

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Como podéis apreciar en las fotos el cambio ha sido muy evidente y favorecedor; pero tengo que destacar mucho que no ha sido con una dieta momentánea, ni dejando de comer alimentos y muchísimo menos pasando hambre; ha sido un proceso de 2 largos años, con altos y bajos, que aun a día de hoy sigo atravesando porque ha implicado un cambio de hábitos de vida muy grande.

Un cambio de hábitos que nos ha llevado a mi marido a mí, a sentarnos con las fotos de las comidas que hemos realizado a lo largo de estos años que llevamos juntos para organizarlas y ajustarlas a las proporciones adecuadas;  y así elaboramos un menú de desayunos, comidas y cenas para tres semanas, con la finalidad de irlo rotando a lo largo del verano. 

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Por supuesto no ha sido un trabajo fácil,  porque en los platos más comunes como una pasta a la boloñesa por ejemplo, hemos tenido que ser muy conscientes de la cantidad de pasta , carne y salsa para cumplir con la proporción y evitar que el plato fuese en gran medida pasta, así que le hemos agregado unos pocos vegetales y creedme que está ¡igualmente sabrosa!

A mediados de septiembre nos volveremos a sentar para elaborar un nuevo menú  con comidas más acordes al otoño-invierno en el que también tomaremos en cuenta las proporciones.

En una #NuevaHistoria os contaré  algunos ejemplos de desayunos, comidas y cenas proporcionadas; y para octubre cuando tengamos el nuevo menú también os contaré cómo nos va.

Tengo que deciros que en ocasiones y sobre todo ahora en verano, con las múltiples quedadas que hay con #FamiliAmigos, mi marido y yo nos permitimos el 10% que comenta Frank Suárez en el vídeo número 1765 «Paella al estilo 3×1 (el 90 por 10)»  https://www.youtube.com/watch?v=zxq-nyBHvhA&t=4s en el que explica que si habitualmente comes siguiendo las proporciones, te puedes permitir hacer 2 comidas a la semana sin pensar en las proporciones.

Bueno, creo que el desarrollo de este #Proceso y las herramientas/habilidades que he descubierto se aprecian claramente ¿cierto?

Antes de terminar, os voy a dejar a continuación los enlaces a los 3 episodios que para mí son la clave para llegar al peso óptimo y mantenerlo en el tiempo.

Episodio número 7 «El agua que debemos beber a diario»  https://www.youtube.com/watch?v=cdkMz91dzMM&t=3s

Episodio número 35  Â«La dieta 3×1 y 2×1»  https://www.youtube.com/watch?v=VVlcpi8AdQY&t=39s

Episodio número 199 «Descubrir el tipo de sistema nervioso predominante en nosotros» https://www.youtube.com/watch?v=GPzRYYGigUU&t=3s

Para mí, éstos episodios son el punto de partida para empezar a cambiar de hábitos, sin embargo hay muchos otros que me han servido mogollón y por eso os voy a dejar aquí algunos enlaces:

Episodio número 1723  Â«Vencer la grasa abdominal al bajar de peso evitando la flacidez»  https://www.youtube.com/watch?v=lse-c2YcVOk&t=6s

Episodio número 1714 «Los extremos son malos» https://www.youtube.com/watch?v=iSKQFF8_dJ4&t=4s

Hay muchísimos vídeos más que os podrán ayudar, por eso yo os recomendaría suscribiros al canal MetabolismoTV  https://www.youtube.com/user/MetabolismoTV, porque cada día el especialista sube un video nuevo, en el que además de mantenernos al día con investigaciones acerca de la importancia de cuidar nuestro metabolismo, facilita tips con los que reforzar el nuevo hábito de vida: Comer de todo y estar sanos.

Me despido con una foto que resume mi vida ahora con éste nuevo hábito de comida

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Una posdata:

Me parece importante comentaros que cuando suelo hacer esas comidas del 10%, dejo un buen sitio para el postre; y en el momento me siento en la gloria; pero al pasar de las horas, me siento pesadísima y súper llena (por eso intento que sean comidas y no cenas), lo cual también me ha ayudado a que no me apetezcan muy a menudo esas comidas desproporcionadas, porque ahora soy más consciente de lo que mi cuerpo me dice y le hago mucho caso para sentirme bien y con energía todo el tiempo (conocer nuestro cuerpo y escucharlo es fundamental)

Recordad que no es una dieta, es un cambio de hábitos de comida, porque todos los procesos nos llevan a un cambio de vida.

Historia escrita en el año 2019

NOTA 2021: Aunque en el blog llegué a subir los menús que elaboramos mi marido y yo, considerando todo lo descrito en esta entrada con relación a escuchar nuestro cuerpo, y que nosotros no somos nutricionistas; decidí que lo mejor era no subirlos ya que cada cual debe escuchar su cuerpo y buscar ayuda en caso de que no se sienta capaz de cambiar de hábitos, Además, esos menús los hemos vamos actualizando y modificando de acuerdo a nuestro estilo de vida.

AdrIsa 😘

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