Mi mes de #Junio ha transcurrido con mucho trabajo para dejar todo inventariado y organizado antes de finalizar el curso escolar; de modo que he tenido poco tiempo para tomar apuntes y menos para sentarme a escribir.
Sin embargo, ya sabéis que de todo lo que me ocurre suelo sacar una historia-reflexión, así que os voy a contar lo que me ocurrió el otro día…
El viernes 22 empecé las vacaciones, por tanto decidí tomarme la mañana para ir a comprar con calma las cosas para hacer la comida, porque aunque en mi curro se come rico, yo disfruto mucho escogiendo los productos, cocinando y por supuesto comiendo en casita sin el estrés del trabajo jejeje.
Me fui andando al mercado con mis bolsas de tela (cuidar el planeta está en nuestras manos) y cuando acabé de comprar estaba tan cargada que miré la app del bus para ver si pasaba pronto. Sólo tardaba 6 minutos, así que me acerqué a la parada y esperé haciendo una foto de las bonitísimas #SiempreVivas que compré
Justo cuando el bus estaba entrando en la parada, tuve dudas en cuanto a la ruta que hace; así que cogí del brazo a una chica que iba a subir y le pregunté si el recorrido era por el sitio que yo pensaba. Entonces, la chica hizo el gesto que yo he hecho muchísimas veces cuando una «señora» me pregunta algo: Se quitó los cascos y me pidió que le repitiera la pregunta porque no estaba escuchando. Le repetí la pregunta, subí al bus y cuando me senté lo único que pensé fue: ¡SOY UNA SEÑORA!
Quienes me conocen, saben que siempre me he tomado con mucho humor la palabra señora, quizás porque cuando acabé la carrera de profe con 22 años, mis alumnos ya me decían señora (en Venezuela, cualquier persona adulta es un señor o señora jejeje). No obstante, el gesto de la chica me ha hecho darme cuenta que «señora» ya no es sólo una palabra, es también una manera de actuar diferente con respecto a personas con menos años de los que yo tengo… Y esto, mis queridos lectores, ha sido un «encuentro» que me ha dejado algo descolocada.
¿Habéis tenido algún «encuentro» que os ha dejado descolocados?
Con el pasar de los días he ido recolocándome y recuperando el humor. He hecho balance y puedo decir que cada año vivido ha tenido momentos increíbles y mogollón de aprendizajes valiosos que me han traído hasta dónde estoy ahora. Un ahora, lleno de cosas para agradecer y muchísimas ganas de celebrar todo, incluso que con mis casi 36 años ¡Soy una señora!
Como sabéis, siempre me pongo música mientras escribo y hoy ha saltado la canción de Macaco «Brindo por ti» y me viene como anillo al dedo para cerrar esta historia: ¡¡Brindemos por la vida!! sin importar la edad, porque vivir es un regalo y tenemos que celebrar cada pequeño detalle que nos dibuja una sonrisa en la cara.
Contadme, ¿Sois unos señores capaces de celebrar la vida a tope sin importar la edad?
Historia escrita en el año 2018
AdrIsa 😘
